La primera novela gráfica de J.R.Palacio tiene un simbolismo tan potente que es capaz de traernos del pasado un valiosísimo mensaje.
La abuela de Julian le cuenta cómo ella, Sara, fue acogida por una familia en pueblo francés, ocupado por los nazis, durante la Segunda Guerra Mundial.
Le explica cómo fue perseguida por ser judía y cómo el niño al que todos rechazaban se convirtió en su salvador y mejor amigo.
Esta desgarradora y conmovedora experiencia demuestra el poder de la amabilidad para cambiar corazones, construir puentes e incluso salvar vidas. Como su abuela le dice a Julian: «Siempre se necesita valor para ser amable, pero en aquellos tiempos, esa amabilidad podía costarte todo.»