En la escuela de Robres, el pueblo donde nací en 1960, aprendí a leer y comprender lo que leía. A los tres años fui huérfana de padre, crecí con el amor de mi madre y el de mis dos hermanos mayores, y con el de mi hermana en la distancia, que tenía quince años más que yo. El verano en el que yo tenía quince años, comencé a trabajar en el cuidado de dos niñas y tres niños. La mayor tendría siete, ocho o nueve años y el pequeño que se llamaba Pablo, tenía siete meses. Estudié Puericultura, que me interesaba muchísimo, y de esa manera pude trabajar en una guardería infantil llena de niños y niñas, de cero a cuatro años. Les leía poemas de El Mundo de los Niños, escritos por poetas necesarios, y les cantaba canciones, además de cambiarles los pañales, les daba cariño, y los tenía en mis brazos. A lo largo del tiempo tuve dos hijas y un hijo, y por circunstancias de la vida cambié de profesión. Limpié, administré y gestioné una empresa familiar dedicada a las Artes Escénicas y la Cultura, estudié Administración de Empresas, algunos cursos. Escribo poesía, cartas, cuentos, porque es la manera que tengo de sentirme bien. Me gusta hacer fotografías con las palabras. Eso intento. Han publicado mis poemas en el Yin de Poetas Aragonesas 1960-2010, Editorial Olifante Ediciones de poesía 2010. Y no se rompió la luna, Editorial Olifante Ediciones de poesía Papeles de Trasmoz 2018. Serás primavera, Demba Producciones Creativas, es un libropolíglota de autoedición 2020. Colaboro en la revista digital El Pollo Urbano y en El Pimendón, revista de Robles. Últimamente bordo emociones en telas, con aguja, hilos y dedal.
