Quema, arde, mas el dolor es la inestable paz, sus gritos se apagaron con la noche, la luz fue un frío espejismo.
Las llamas la arrastran y el poder es vetado para poder resignarse ante la dura existencia. Las lágrimas fueron, mas ahora ya no tienen cavidad.
El fuego arrasa caprichoso, con su fuerza destructora.
Se envuelve en su manto mientras la noche cae, la oscuridad se cernió, como un depredador, lenta pero firme. Se dejó envolver, ya qué más daba. Permitió que la atrapara, pero sin dirigirla, poseerla, nunca se dejó llevar más que aquella vez, y lo pagó con creces, nunca más, nunca más el fuego se abrirá.
La noche, glamour, ardiente criatura nocturna, la lujuria y la pasión, en sus entrañas crecen.
Aunque el tiempo no perdona, y nunca se detiene?
Cuando otro elemento aparece, las afinidades cambian, creándose otros enlaces que pueden cambiar completamente la situación desatándose un verdadero huracán.