«No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio». Con esta rotunda afirmación comienza Albert Camus su ensayo El mito de Sísifo. Y aunque tal vez podría parecerlo, no supone una boutade de ningún tipo. La cuestión del suicidio representa efectivamente una pregunta que debe ser abordada como una especie de a priori del conocimiento filosófico, como su condición de posibilidad. Pues, si la vida no merece la pena ser vivida, si el absurdo puede llegar a ser tan contundente como para provocarnos el deseo de abandonarla, ¿qué sentido podría tener preguntarse por la existencia de Dios, la moral o la epistemología? El simple planteamiento y la tentativa de responder a estas preguntas implica la aceptación tácita de una vida que no se nos ha sido impuesta como ley, sino otorgada como opción y aprobada libre y voluntariamente con cada acción.
Este libro reúne algunos fragmentos de textos filosóficos que se han dedicado a la cuestión del suicidio, desde Aristóteles, Cicerón y San Agustín hasta Cioran, Camus y Foucault, pasando por Montaigne, Spinoza, Marx o Durkheim, entre otros. Todos los autores reflexionan, de una manera u otra, sobre el significado, la legitimidad moral y la dimensión existencial del suicidio. El itinerario intelectual propuesto, deliberadamente amplio, trata de proporcionar una instantánea tan plural como rigurosa de un problema que ha perseguido al pensamiento filosófico —y, por tanto, a la humanidad— desde sus orígenes, lo cual queda claramente probado por esta antología. No se trata aquí de realizar una apología ni una condena del suicidio, sino de acceder desde múltiples perspectivas a una realidad que ha sido a menudo silenciada o reducida a juicios simplistas y severos para poder entenderla en profundidad.