Vísperas es el segundo poemario de José Antonio Jiménez y completa y cierra el ciclo iniciado en Salvando las distancias (2016, Premio Gerardo Diego de Poesía otorgado por la Diputación de Soria). “Creo que con Vísperas -confiesa el autor- cierro una deuda antigua que empecé a saldar con Salvando las distancias: mi deuda personal con la generación de mis mayores, los hombres y mujeres que llenaron los días de mi infancia en un pequeño municipio de la Serranía de Cuenca. Me gustaría que, de los poemas, pesara más el canto que la nostalgia, la celebración que la elegía. Y así creo que debe ser, pues la voluntad de permanencia que encierra todo poema no puede significar otra cosa que celebración”.
Aunque trata también otros asuntos (la infancia, la vida en ebullición, el amor, el paso del tiempo, la realidad social…), en su conjunto se puede decir que se trata de un libro sobre la pérdida. El título, Vísperas, hace alusión a dos cuestiones: en primer lugar, a la oración de la tarde, en lo que los poemas tienen de oratorio laico, es decir, de homenaje y recuerdo; y en segundo lugar, al día que antecede a la festividad, a una nueva productividad, en relación con las citas de Lou Andreas-Salomé (la muerte es el paso hacia una nueva visión en profundidad) y de Diego Jesús Jiménez (…y ves crecer las flores que nacen siempre en las edades muertas). Los poemas, sin negar el dolor de la pérdida, intentan huir de la pesadumbre y la tristeza habituales, para atrapar la épica de unas vidas que canta y celebra. Dicho muy simplificadamente, Vísperas indaga en el hecho de que los muertos más próximos, los que hemos amado y admirado, nos dejan la tierra bien arada y abonada para la cosecha del mañana, no su vacío, sino la plenitud de sus vidas.