1487: LA CONQUISTA DE MÁLAGA fue publicado por primera vez, y en blanco y negro, en diciembre de 1993, cumpliéndose en 2025 los treinta y dos años de aquella edición. Por entonces, los jóvenes de nuestra capital, en general, desconocían a personajes como El Zegrí o Hernando Pérez del Pulgar, tampoco las vicisitudes del cerco de Málaga por parte de las huestes de los Reyes Católicos (lo experimenté porque, en aquel tiempo, ejercí la docencia). En todo caso, quise que la obra plasmara un respeto y comprensión hacia las religiones, islámica, hebrea y cristiana, y que el bien de la tolerancia existiera, de tal manera, que el día de su presentación había en el aforo, musulmanes, judíos y cristianos. Fue una experiencia muy positiva. Sin embargo, tanto en el relato como en las imágenes del libro, no debían sustraerse males de la época como, por ejemplo, que Dios estaba siempre a favor del bando propio. Y es que todavía habría que esperar a 1517, para que Erasmo de Rotterdam escribiera su Querela Pacis (Lamento de la Paz), y otros textos que expandieran una evolución diferente en cuanto al punto de vista del Dios “aliado”. Eran los destellos del Renacimiento. El concepto de la tolerancia no comenzó hasta el siglo XIX, con la llegada de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. La libertad de creencia, opinión y expresión se convirtió en un derecho inalienable ligado a la libertad de tomar las propias decisiones y de juzgar en conciencia. Sin embargo, no debemos perder de vista, que la decisión individual de obrar en conciencia siempre ha existido, y perdurará en los seres humanos frente a las conductas generales y la imposición de los poderes; y esa conciencia, ese obrar diferente, aparece en varios personajes del libro, oponiéndose con valor al fanatismo, las supersticiones y al mal de la ignorancia imperantes.
Creyendo en todo ello, te invito amable lector a que te introduzcas en 1487: LA CONQUISTA DE MÁLAGA.
Esteban Alcántara Alcaide