Hay que decir que para la tienda de Can Conti, conocida así popularmente pasó la intelectualidad manlleuenca y comarcal de la época impregnándola de su carisma. Entre las estanterías de libros convencionales, estaba el rincón de libros prohibidos, autores que la censura franquista no permitía editar ni vender y que llegaban a escondidas desde Sudamérica y Francia; autores como Kafka, Camus, Sartre, Loca, Neruda, Miguel Hernández, Marcuse, Erich Fromm, Wilhelm Reich, Freud, Kierkegaard y un largo etcétera de autores españoles y catalanes exiliados.
Este compromiso no exento de riesgo entre algunas librerías de aquel tiempo, hacía de estos pequeños negocios un foco de resistencia cultural que luchaba por las libertades y el libre pensamiento.