Crónicas Estivales es la búsqueda de nuestro periodo situado, principalmente, en la Edad Media, la narración de sus huellas erosionadas y cinceladas en piedra, mármol o alabastro.
Crónicas estivales es la descripción asombrada de una arquitectura románica y gótica, de sus esculturas y pinturas dignas de admiración, que incluso llegan al siglo XVI, una descripción vista desde los ángulos ocultos de la sugestión, del pequeño detalle que se transforma en imagen gigantesca.
Crónicas estivales es un libro de viajes de Antonio Gálvez Alcaide, un libro de viajes que captura la esencia medieval, y algo más, de las siguientes poblaciones: Santiago de Compostela, Iria Flavia, León, Palencia, Segovia, Burgos, Tudela de Navarra, Toledo y Soria. Crónicas estivales también es el subrayado que estas poblaciones concede al paso por sus tierras de algunos escritores considerables, así como la pulcra visita del autor de estas crónicas a su última morada. En ambos sentidos, pasan por la lupa Ramón María del Valle-Inclán, Camilo José
Cela, Francisco de Quevedo, San Juan de la Cruz, Garcilaso de la Vega, Santa Teresa de Jesús, Miguel de Cervantes, Vicente Blasco Ibáñez, Gerardo Diego, Tirso de Molina, Gustavo Adolfo Bécquer y Antonio Machado, que aparece dolidamente unido a su jovencísima esposa fallecida, Leonor Izquierdo, de la que se describe su tumba. Crónicas estivales es la historia de unas caminatas prolongadas, con muchos traslados asequibles, todos hechos utilizando el transporte público (tren y autobús), y la información de los alojamientos que han acogido
al autor. Crónicas estivales es, en definitiva, una completa guía de viajes conducida por una insistente onda de sensibilidad.