Victoria menor consiguió el Premio Adonáis en su 76.à convocatoria «por su sentido del ritmo, su respeto a los maestros y su rechazo tanto de cualquier desgarro formal como de toda floritura innecesaria, desarrollado en un cancionero amoroso con timbres trascendentes», según el juicio del jurado. Dividido en dos apartados, el libro se genera tras el fin de una relación de pareja y la irrupción de otra nueva, suponiendo ese proceso un ejercicio doloroso de indagación que permite al autor ahondar principalmente en las claves de las relaciones humanas "en particular las amorosas" y en sus propias emociones, siempre marcadas por el desarraigo y la ternura. Con un lenguaje firme, reflexivo, en ocasiones conversacional y, por lo común, penetrante y lúcido, Escavy consigue crear un universo esplendente, caracterizado por las diferentes consideraciones que hace sobre la manera de entender la entrega, entre ellas toma cuerpo la que él mismo experimenta en su trato con personas religiosas, apartadas del mundo, que, como él, descubren que «el amor es la luz y es nuestra sombra» –tal cual apunta en algún poema–, pensamiento catalizador del poemario.En su conjunto, Victoria menor es la muestra más plausible de que su autor, Luis Escavy, es un poeta amable, intenso, asentado en la mejor tradición lírica, esa que irrumpe a partir del mundo clásico y que tiene en él a un destacado continuador.