Como el propio título de este poemario sugiere, la gestación tiene sus tiempos. Tomado de uno de los poemas del libro, nos sitúa en la entraña delicada que antecede a la provocación del lenguaje. Desde ese espacio de proferencia cotidiana, donde «sigue estando el vértigo», el autor nos ofrece un libro en el que todavía podemos identificar algunas de las propiedades de sus anteriores obras: el sentido plástico, malabar, del lenguaje, y la confianza en la combinatoria métrica como arte cuasi luliano de Urbi et Orbi (Hiperión, 2006), así como los dimes y diretes en su Dime qué (DVD, 2011), interpretados desde una clara veta sentimental. Sin embargo, el cariz emotivo en este caso es distinto, pues la aspereza del terreno no le permite al autor hablar de los afectos del otro, concentrado en los padecimientos sufridos en su propio cuerpo por las inclemencias de la enunciación.
David Leo García (Málaga, 1988) ataca directamente la falla del lenguaje, saltando por encima de su resquebrajamiento, con aspavientos entremezclados (diversión, sabiduría, cinismo), poniendo en el centro del texto el materialismo del habla y la escritura, que va de la lingüística a la dislexia, de la cura psicoanalítica a las prácticas de la neurociencia, emplazando el lenguaje en una encrucijada entre la estupidez de seguir hablando y la genética de quien no se puede callar, de donde sale un sendero que es puro acto de fe o de amor.
Tras siete años de silencio editorial, Nueve meses sin lenguaje constituye tanto un cambio de perspectiva en la escritura de David Leo García como la muestra de que su talento permanece intacto.
