SEÑORITA BERTA, LA

Argentina, finales de los 60. Una niña de diez años, testigo de la política de la dictadura del general Juan Carlos Onganía, nos relata una historia protagonizada por su propia familia, dividida entre quienes pretenden derrocar al tirano y aquellos que son oficialistas. La tensión no es solo ideológica, sino que también se plasma en persecuciones que comprometen sus propias vidas. Para sobrellevar la crisis doméstica y hacer frente a las necesidades económicas, la madre de la narradora, la abuela y la señorita Berta crean una microempresa, que bajo la apariencia de un negocio común y corriente trae aparejada vasos comunicantes con el poder de turno. Esta actividad comercial resulta imprescindible para entender en qué consisten las operaciones que los adultos se obstinan en esconder y que la niña, junto a su hermana, logra desentrañar. Las menores participan activamente en esa gestión empresarial, con una mirada inocente, pero el paso del tiempo les va dando una cabal interpretación de los hechos hasta convertirlos en una «revelación». ción».