SENGHOR

“Shenghor” es una metáfora del amor como redención de la soledad en estado puro y el sexo, un atajo para respirar, cuando comprendes que la vida es una prueba de resistencia.
¿Solo? Siguiendo el periplo de Coura, la hermana de Senghor, en más de una ocasión sientes, con ella, que una sola vida es una estafa. ¿O no? Coura es una superviviente que llega desde Sudáfrica a Alemania y comienza un extenso e intenso tránsito, careciendo de recursos para planificar ese itinerario y sin siquiera proponiéndoselo. Sencillamente, se abandona a la inercia de cada una de sus células, llamadas a perdurar. ¿El amor está al final del túnel? ¿La soledad es la única respuesta? Acompañar a Coura, al sostén que representa
Senghor en su vida, a todos los personajes que conforman el cosmos de estas vidas expuestas a la proeza de sobrevivir, supone adentrarse en uno mismo, viajar al centro del micro
universo que somos cada uno, con nuestro nombre y apellidos. Pero “Senghor” también participa del género del suspense, y en ese caleidoscopio que conforman la soledad, la búsqueda del amor y el sexo como evasión, se entremezclan otros factores como el asesinato y otras “aficciones”, que diversifican los distintos modos de la pasión vital, que enriquecen el colorido
de ese foco cromático, viajero y aventurero que supone el relato de Coura