Estaba claro que las aventuras de la pandilla del tute no iban a quedarse ahí, que estos cuatro sagaces y dispuestos jubilados tenían cuerda para rato. Y es que su creadora, Begoña Igelmo, que tardó en reconocer que estaba hecha para esto, tiene mucho que decir y una pluma agilísima para hacerlo. Se nota línea a línea que se divierte escribiendo, y lo hace con tal frescura, inteligencia y sentido del humor, fluyen sus tramas de tal manera, que parece sencillo esto que hace, y no lo es. Como en la primera entrega de La pandilla del tute, un misterioso caso es el eje de la historia, pero en El rapto de Blancanieves la trama gira y gira sobre sí misma y lo que empieza en un colegio adquiere dimensiones insospechadas. La pandilla ya ha adquirido cierta fama y prestigio, y consigue movilizar a su entorno para poder enfrentarse a algo tan gordo que acaba afectando al propio Ejército español. Un exdelincuente reconvertido en fiel colaborador, unas hercúleas y expeditivas gemelas, un cura que no da crédito, un renombrado cocinero chino y un montón de personajes más, sabiamente manejados, vienen a ampliar la pandilla, cuyo núcleo duro —Berta, Juan, Ramón y Basilio— sigue, pese a todo a lo que se enfrentan, sentándose cada tarde a echar su partidita. Una hermandad secreta, una prisión tailandesa, la mítica Legión… Begoña Igelmo no le teme a nada. Y a todo esto, ¿quién es Blancanieves? Les invitamos a descubrirlo, se van a divertir.