Este es un libro de justicia. No es un himno a la familia de los Gallo, sino unos apuntes para el estudio de toda la familia Ortega en los que se cuenta todo, lo bueno y lo malo, pero siempre con el máximo respeto a la familia. El mundo del toreo es tan especial que caben muchas interpretaciones, unas verdaderas y otras no tanto o totalmente falsas, dependiendo de quien lo diga. He aquí la cuestión. Si a quien nunca hubiera escogido este libro del estante de una librería, al tenerlo entre sus manos y saborear las citas y los hechos, descubre que le incita, invita y le urge a descubrir aquello que desconocía con interés y gusto, el libro ha cumplido con creces su función y el autor debe sentirse muy orgulloso de haberle sabido imprimir esa atracción. Luego, viene otra sorpresa que hace admirar a quien es capaz de hacer semejante trabajo, la profunda, seria y concienzuda investigación y la cantidad de importantes e interesantes datos. «La lectura nos permite parar, soñar, viajar, conocer. Por eso quiero agradecer enormemente el trabajo de mi querido amigo, un trabajo de investigación pulcro y exhaustivo que se ha realizado desde la admiración y el respeto más absoluto para así poner en conocimiento, y para deleite del lector, la apasionante vida de los Gallo. Esta no es una historia de gitanos o payos, de toreros, empresarios o artistas de múltiples disciplinas, es la historia de una familia, como la tuya, con luces y sombras, una familia tocada por el don del arte, del arte más maravilloso del mundo, el arte de amar, amar a tu gente, a tus padres, a tus hijos, a tu sangre, a tu profesión y el don que se te ha dado como un regalo de vida. Siempre he pensado o, mejor dicho, sentido que a los Ortega nos distingue algo; y es que no somos ni mejores ni peores, solo somos Ortega. Y eso marca, marca muchísimo».
