Norberto Bobbio (1909-2004) fue uno de los más influyentes filósofos del Derecho en el mundo latino del siglo xx, y también la conciencia civil y laica de la Italia republicana. En particular, Bobbio fue también el punto de referencia para el más joven Gregorio Peces-Barba (1938-2012), también él filósofo del Derecho. En política ambos militaban en el ámbito socialista: Gregorio Peces- Barba, como diputado y, posteriormente, como presidente de las Cortes; Bobbio, más alejado de la actividad de partido, pero presente en todos los debates importantes tras la guerra y, al final, senador vitalicio. El encuentro entre los dos filósofos del Derecho tuvo lugar con la transición a la democracia en España, que en 1978 aprobó una constitución democrática, recorriendo así el camino por el que Italia y el mismo Bobbio habían marchado desde 1948: la transición de la dictadura a la democracia. La memoria histórica de Bobbio podía ofrecer avances sobre el futuro de España. Por ello, a partir de 1978, Peces-Barba invitó en diversas ocasiones a Bobbio hablar de socialismo y democracia tanto en el grupo parlamentario socialista de las Cortes como en las universidades españolas. En el espacio de una veintena de años ambos se intercambiaron más de 70 cartas, publicadas aquí por primera vez: en español las de Peces-Barba, en italiano las de Bobbio. En ellas se cruzan los temas de su doble militancia: la de las aulas universitarias (con informaciones sobre escritos propios o ajenos, y con invitaciones a impartir clases o conferencias) y la de las aulas parlamentarias (con análisis sobre la evolución política, ya que el socialismo español seguía un itinerario distinto al del socialismo italiano). La posición de Bobbio sobre la transición española se sintetiza en una carta de 1983 a Peces-Barba, en la que se declara “convencido que el PSOE tenga la función histórica de enraizar firmemente la democracia en un país que, como Italia, ha vivido la larga noche del fascismo”. En esta transición, la democracia “viene antes del socialismo. Por lo que creo entender, estáis en el buen camino”. En 2004, cuando la muerte de Bobbio interrumpió esta amistad, Peces-Barba lo recordó así: “Si quisiera hacer una semblanza personal, con la experiencia de una relación larga e intensa durante muchos años, ocuparía páginas y páginas y se pondría de relieve mi respeto, mi afecto y mi admiración justificada por la plenitud de su vida y de su obra”.
