ALLÁ LEJOS, UNOS PÁJAROS

Este diario poético de Jorge Olivera, Allá lejos, unos pájaros, fue escrito mientras el mundo dirimía su «guerra» contra la Covid, pero no habla de la pandemia sino de una búsqueda interior ocasionada por meses de confinamiento. Hay un guiño en el título a la obra magna de W. H. Hudson, Far Away and Long Ago (Allá lejos y hace tiempo). Lo inició en 1915, mientras el mundo se consumía en la Gran Guerra y él estaba confinado con una pleuresía en un hospital de Cornualles. Durante seis intensas semanas sintió la singular felicidad de sumergirse en su infancia poblada de gauchos y aves en la pampa bonaerense, y fue entonces cuando Guillermo Enrique –como se le conoce en su país natal– inició la escritura de su extraordinario libro de memorias. Desde su residencia solitaria en un apartamento de Madrid con terraza, palomas y mirlos, a partir de marzo de 2020, Olivera también vuelve en su libro a las praderas y las aves –teros, tordos, pirinchos– de su infancia rural en el Uruguay. En versos quebrados, esquirlas desprendidas de la memoria, busca maneras de establecer sentido en su existencia: se asoma al origen, recompone en imágenes fugaces la familia y el campo, se sube de nuevo a una yegua pangaré y aviva brasas olvidadas del lejano Montevideo de su juventud.