La perspectiva del autor defiende que la búsqueda de la originalidad constituye una de las características más importantes de la creatividad, remitiendo ésta, etimológicamente, tanto al origen como a lo originario. De ahí que el libro se estructure en dos grandes apartados, dedicados, respectivamente, a las categorías creativas del origen y a las categorías creativas originarias. Entre las primeras están los mitos de la creación, los juegos génesis de toda actividad cultural, la dialéctica caos-orden, las civilizaciones axiales germen de nuestro tiempo y la lucha entre generaciones, factor de transformación social. Y, entre las segundas, el capitalismo creativo, el trabajo creativo en el contexto de la economía global del riesgo y la incertidumbre y la democracia representativa.
Sin embargo, estos dos conceptos de origen y de originario no están aislados, sino profundamente interrelacionados, de modo que explican cómo la originalidad creativa construye una narrativa temporal, que fusiona las tres temporalidades pasado, presente y futuro? y que se constituye como un proceso plenamente inmerso en el tiempo y en la Historia, pero de modo dialéctico, pues son los hacedores y, al mismo tiempo, productos de la creatividad. Pues bien, el libro concluye que esta narrativa temporal se ha dislocado en la modernidad tardía y, con ella, se ha roto también la creatividad. Este proceso de ruptura de la creatividad ha seguido dos fases en la modernidad: el rejuvenecimiento infantil y juvenil, de la primera, y, el envejecimiento, de la segunda. Este último ha sido provocado, básicamente, por el papel de las guerras mundiales, el envejecimiento demográfico de la sociedad y la senescencia del capitalismo, del arte y de la ciencia contemporáneos, así como con la crisis de la democracia representativa.
