Azote es un homenaje a la Literatura, a la tierra del autor y a la memoria de su padre. Está escrita a latigazos, en forma de recuerdos de sus protagonistas:
Alberto, incapaz de amar. Sara y Tomás, dos animalillos salvajes cuyo hábitat lo forman las calles del pueblo. Emeterio, quien conoció el amor poco antes de estallar la Guerra Civil y quedó marcado para el resto de sus días. Gregorio, el electricista alumbrado por la poesía. Doña Amalia, la terrateniente, fundadora de una saga marcada por el infortunio. Don Marino, el querido maestro de varias generaciones. Raquel y Nacho, urbanitas recién llegados. Miguelón, nido de los siete pecados capitales. María, Consu, y también... las jaras, las carrascas, las berreas, las peleas a cantazos, las matanzas y verbenas, los chismes, las miradas indiscretas y el olor a cerrado. Varias memorias despedidas del tiempo se unen, a través de la palabra, en la argamasa del amor a ese lugar irreal, Belmontejo
de la Sierra, empeñado en existir.