El libro que sostienes entre tus manos, querido lector, quiere ser una guía por la vida y la misión de Carmen Hernández en forma de preguntas y respuestas. En él se explora su infancia, estudios, vocación misionera y las etapas clave de su vida, incluyendo su tiempo en Tierra Santa y el inicio del Camino Neocatecumenal en un barrio marginal de Madrid. El libro destaca su profundo amor a Jesucristo, a la Iglesia, a la oración y las Sagradas Escrituras, así como su relación con los distintos papas que conoció y su visión clara y novedosa del papel de la mujer dentro de la Iglesia. Acompañado de imágenes de archivo, muchas aún inéditas hasta hoy, y de abundantes datos estadísticos sobre el Camino Neocatecumenal; concluye abordando su enfermedad, muerte, lugar de sepultura y la apertura de su causa de beatificación como sierva de Dios, invitando a los lectores —sobre todo a los más jóvenes— a interesarse más por ella y pedir su intercesión.
Carmen Hernández nace en Ólvega (Soria, España) el 24 de noviembre de 1930. Transcurre su infancia en Tudela (Navarra). Se licenció en Ciencias Químicas por la Universidad de Madrid. Desde niña sintió la vocación misionera bajo el influjo de san Francisco Javier y durante algunos años fue miembro del Instituto Misioneras de Cristo Jesús. Estudió Teología en Valencia. En 1964 conoció a Kiko Argüello en las chabolas de Palomeras Altas en Madrid, con quien anunció el Evangelio a los pobres con los que vivían. El entonces arzobispo de Madrid, Mons. D. Casimiro Morcillo les animó a difundirlo en las parroquias. El Señor los ha guiado a una síntesis teológico-catequética basada en la Palabra de Dios, la liturgia y la comunidad, que será la base del Camino Neocatecumenal, cuyos Estatutos han sido aprobados, de manera definitiva, por la Santa Sede en 2008. Durante más de 50 años, junto a Kiko Argüello, ha dado su vida anunciando el Evangelio en todo el mundo. Murió en Madrid el 19 julio 2016. El 4 de diciembre de 2022 se ha abierto su causa de beatificación y canonización en la diócesis de Madrid, siendo declarada sierva de Dios.