El destructor evoca, en cualquier aficionado a los temas navales, la quintaesencia del buque potente, bien armado, veloz, robusto y a la vez elegante. Se trata sin duda de una clase de buques con mucho estilo. En su origen concebido para una sola función, en un espacio de tiempo de sólo 30 años se convirtió en un buque multiuso, desenvolviendo funciones de escolta de las unidades mayores de la flota, ataque con torpedos, tareas antisubmarinas, de desembarco de fuerzas y apoyo artillero, así como de bombardeo de posiciones costeras. En definitiva, un buque indispensable. Pues bien, la fuerza de Destructores japonesa fue una de las armas que más éxitos y mejores resultados obtuvo en la contienda del Pacífico en la 2ª Guerra Mundial. Compuesta por buques excelentes, de diseños modernos e innovadores, con tripulaciones extraordinariamente entrenadas, obtuvo esta fuerza numerosos triunfos desde el principio de la guerra y durante dos años, desde Midway en junio de 1942 a la Batalla de las Marianas en junio de 1944, llevó el peso de las operaciones bélicas, mientras los grandes acorazados y portaviones apenas se emplearon, permaneciendo prácticamente inactivos en este periodo ante las críticas de muchos mandos de destructores. Al final, esta fuerza no se libró del destino fatal de la Teikou Kaigun: su casi total aniquilación a manos de la Armada de los EE. UU. y su enormemente superior potencial bélico. Este libro es, o aspira a ser, la Historia en obligada síntesis, puesta a disposición del aficionado a estos temas en lengua española, de los kutikukan en servicio en la Armada del Japón hasta 1945