DESCENTRALIZACIÓN Y SUBSIDIARIEDAD : HACIA UNA NUEVA CONFIGURACIÓN DEL ESTADO

En una visión sintética de la evolución de las Administraciones Públicas en el Siglo XX, se puede afirmar que se produjo la exaltación de la descentralización. En el desarrollo de la creación de las Administraciones Institucionales se cumplió ampliamente la propuesta de descentralización funcional o por servicios. Sin embargo, en la descentralización territorial los propósitos doctrinales y políticos no han cristalizado con tanta ambición. La necesidad de una nueva instítucionalización administrativa del territorio se sintió en todos los Estados más fuertes de Europa. En algunos -reformas en Suecia en los cincuenta, reformas en el Reino Unido tras el Libro Blanco de 1.969 (Comisión Radcliffe-Maud)- se plasmaron en reformas las fórmulas revisoras de las obsoletas estructuras territoriales herederas. Pero en otros muchos -especialmente en Francia, Italia y España- no han engendrado innovaciones esenciales. La cuestión local -Municipios, Provincias, Departamentos- sigue estando pendiente, y en algunos países, especialmente en España, permanece aplazada ante la prioridad política con la que se plantea la reforma del Estado de las Autonomías (Comunidades Autónomas, Regiones).
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Sin embargo, la historia reciente registra una fuerza completa incesante (elementos económicos, sociológicos, técnicos, políticos) hacia la descentralización y la atribución de competencias en las instancias más próximas al ciudadano. La Europa de las ciudades llegó a diseñar una red de casi doscientas aglomeraciones urbanas estimuladas desde grandes ciudades como áreas metropolitanas, analizando en un observatorio el comportamiento de ese conjunto. La Unión Europea ha progresado más que muchos Estados miembros en la consagración de Entidades fortalecidas para la gestión administrativa local, y ha introducido como nuevo motor de remodelación de Entidades el principio de subsidiariedad.
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