Algo o alguien favoreció el surgimiento de la civilización europea, de sus lenguas, su tecnología, su arte, su filosofía, su pensamiento, su humanismo, su organización y, también, por qué no, de su carácter guerrero y su deseo de conquista. Quizás un pueblo que, en sus remotos orígenes, se formó bajo duros criterios selectivos. Ese ingrediente, sin duda, fue el indoeuropeo, el elemento que ha hecho de la civilización europea algo excepcional en la historia de la humanidad, un genio creativo e impulsivo con una insaciable voluntad vital de conquista y de creación, no solo traducida en términos bélicos, sino, sobre todo, en el impulso de la ciencia, la técnica y de todo lo que marca el auge de las sociedades humanas. El autor no solo ha intentado ofrecer una visión de conjunto sobre el origen y etnogénesis de los indoeuropeos que pueda resultar bastante concluyente desde una perspectiva interdisciplinar, sino que, como una lógica sucesión, describe los rasgos esenciales de cada uno de los grupos indoeuropeos conocidos desde la Antigüedad, tanto desde un punto de vista histórico, como desde una perspectiva étnica, lingüística y antropológica, ofreciendo una especie de síntesis sobre la formación y la expansión de estos pueblos paleoeuropeos en su contexto. Su lectura aspira a ser una modesta contribución para la solución de la llamada cuestión indoeuropea, derribando los mitos de lo políticamente correcto impuestos por la historiografía oficial, aportando soluciones alternativas basadas en la simple lógica de los datos arqueológicos, lingüísticos, mitológicos y genéticos, y, en fin, situando el origen de Europa y de los europeos en una larga continuidad desde tiempos remotos.